10 oct 2013

SHOEGAZING CURVILÍNEO



¿Se puede sentir nostalgia de una época que apenas hemos vivido? ¿Es normal la sensación de melancolía alegre cuando vemos escenas o escuchamos melodías que pertenecen a décadas que no son las que te dejan huella? Yo creo que la respuesta es: rotundamente sí. A mí me ocurre constantemente con la música de los años 80 (que sonaba cuando yo apenas empezaba a existir) y de los 90 (de la que tengo muchos más recuerdos pero no tenía por desgracia un criterio musical definido) 

He descubierto muchos grupos tarde, y me refiero a tarde cuando ya están tan asentados que su influencia o innovación son más tenues, o incluso cuando ya han desaparecido, como es el caso de Curve, dúo inglés ya extinto que dejó como legado un puñado de buenos discos, de esos que aguantan estoicos el paso del tiempo.


A pesar de lo avanzado de este año, son muy pocos los discos publicados que me interesen lo suficiente, así que no me está quedando más remedio que buscar nuevos artistas, o tirar de archivo redescubriendo a mis favoritos, entre los que están desde hace años los londinenses Curve y todos sus trabajos discográficos, entre ellos Doppelgänger. Hoy no traigo una novedad, traigo uno de mis clásicos, que es mucho más importante. No consigo imaginar cuanto me gustaría si en vez de seis o siete años, este disco trabajo me hubiese acompañado desde 1992, cuando se publicó. Los recuerdos asociados lo convertirían en algo brutal.


CURVE: PERSONALIZANDO EL SHOEGAZING

Aunque siempre tuvieron un seguimiento algo discreto y “underground”, Curve disfrutaron de las alabanzas de críticos y el seguimiento fiel de sus seguidores. Además es de esas bandas que han sido tan influenciadas como “influenciadoras”. Todo ello les otorga un huequito vitalicio en la historia de la buena música.

Para poder explicar qué tipo de sonido ofrecían, primero debemos relacionarlos con la siguiente palabra: shoegaze o shoegazing. Es un término empleado para describir un tipo de rock especial, en el que los guitarristas distorsionan mucho las guitarras de manera que estas copasen casi todo el sonido de las canciones, es decir, las guitarras crean una atmósfera muy melódica conformada por riffs largos, repetitivos, junto a voces envolventes. Este estilo de ensueño, añadido a la actitud de los intérpretes (pendientes de los pedales, distante, incluso flemática), llevó a inventar esta palabra, que en inglés viene a significar algo así como “observando los zapatos”.

Su época de auge fue entre finales de los 80 y mediados de los 90. Luego fue relegado por el grunge o el metal alternativo, otras vías más desgarradas de interpretar con las guitarras que coparon casi todo el protagonismo en el rock.

Por citar a alguno de los grupos más representativos del shoegazing están My Bloody Valentine, los cuales por cierto han publicado en este 2013 un disco nuevo después de muchos años de silencio, recuperando así el sonido shoegaze más puro. 

Volviendo a Curve, son una banda que bebieron de estas fuentes aunque su estilo es bastante más enérgico y menos, digamos, “ambiental”, no tan estrictamente shoegaze. Se formaron en Londres en 1990. Dean Garcia fue el creador de casi toda la música: bajo, percusión programada, algunos teclados y muchas capas de guitarras. El resultado es una media ponderada entre el rock alternativo (que pesa algo más en la ecuación), y su complementario: un ambiente algo reflexivo, algo retorcido y algo opresivo sin ser a la vez nada de ello. Un sonido único y difícilmente descriptible. Escuchar a Curve es chapotear entre un mar de guitarras densas sin ahogarse en ellas, para pasar en otros pasajes a flotar por encima de sus notas. 
Su compañera Toni Halliday se encargaba de todas las letras y de interpretarlas con su sugestiva voz de tono grave, muy sensual, al igual que esos matadores ojos azules cuyo contorno casi siempre oscurecía con maquillaje.

Durante el año 1991 publicaron tres EP de cuatro canciones cada uno. Uno de sus mejores temas de esta época es este:

Clipped:


Su primer y exitoso disco, Doppelgänger, llegó en marzo 1992, como he señalado antes. A finales de ese mismo año recopilaron aquellos tres primeros EP bajo un álbum que se llama Pubic fruit. Alternando con sus giras, siguieron componiendo temas y solamente un año después llegó su segundo disco, Cuckoo, que gustó también a los críticos pero era mucho menos accesible sonoramente que el anterior, por lo que gozó de bastante menos éxito comercial que el anterior. Los dos miembros de Curve, decepcionados por este pequeño fracaso y agobiados por las giras de conciertos, abandonaron el proyecto. 


CURVE POST-SHOEGAZE

Unos años después se les pasó el berrinche y grabaron un single nuevo, que les animó a retomar su carrera musical juntos. Come clean, su tercer disco, llegó a principios de 1998, con un cambio bastante notorio en su sonido. El shoegaze ya no daba más de sí, así que decidieron volver con una mezcla de electrónica bailable y rock alternativo. Interesante punto de partida para la segunda etapa de su carrera discográfica, este disco supuso la reconciliación con el éxito, dentro de la escena independiente.

Ya he dicho que Curve fueron influenciados pero también han sido influencia. Bien, ahora viene una parte algo controvertida. Mientras Curve “hibernaba”, una banda empezaba a cosechar un éxito bestial a nivel internacional: Garbage. Siempre, siempre, SIEMPRE leo comparaciones entre el sonido de ambos grupos, porque similitudes tienen, eso no puede negarse. Me gusta mucho Garbage y me molesta que se diga que “robaron y comercializaron” el sonido de Curve, porque una cosa es la influencia y otra el plagio, y de esto último no hay nada. Ambas bandas tienen electrónica, guitarras y programaciones atmosféricas; virtudes similares pero desarrolladas de maneras diferentes. Garbage son más accesibles, con temas más ligeros, variados, sencillos, “pop”, mientras que Curve se mantuvieron siempre en el lado más complejo de las composiciones.
Shirley Manson (cantante de Garbage) no tiene la culpa de que su sexy voz de contralto sea tan parecida a la de Toni Halliday, es su timbre y punto. Shirley es una gran artista. Dicho esto, la mayor discreción de Toni con los mismos resultados me la eleva a categoría de diosa de la música.

Me fastidia que se metan con Garbage, sí, son buenos... pero no tan innovadores, por ello hubiera sido justo que Curve recibiera algo más de difusión.

Durante unos años, ambos grupos coexistieron, cada uno por su lado. Curve publicaron dos discos más Gift (2001) y The new adventures of Curve (2002, solo en formato digital), además de una recopilación de temas inéditos Open day at the hate fest (2001) Cada vez había menos guitarras y más electrónica, pero nunca se perdieron del todo su aura oscura.

Tras The way of Curve (2004), que es recopilación de grandes éxitos y más temas inéditos, se separaron de nuevo en 2005; y hasta hoy no ha habido reformación, ni parece que vuelva a haberla nunca más. Nos quedaremos con todas su canciones, que con muchas y la mayoría muy buenas.

¿Qué ha sido de ellos? Siguen en el mundo de la música, afortunadamente. Dean Garcia creó otra banda, SPC ECO, que parece similar a Curve pero aún no he escuchado. Toni Halliday tiene un proyecto en solitario llamado Chatelaine, donde su intensa voz arropa temas de corte acústico y orquestal.
 
DOPPELGÄNGER

Retrocedemos de nuevo al principio de la carrera de Curve, al estilo shoegaze inmortal que me evoca a épocas pasadas con recuerdos que no tengo.
 Doppelgänger es un ejemplo más de los diferentes sonidos que se puede sacar de una guitarra eléctrica, cuando los riffs de una se superponen a los de otras, y esa trenza sonora cubre las canciones, envolviendo a su otra protagonista: la voz de Toni. Es un disco redondo del que se pueden decir muchas cosas buenas… pero repetitivas. El estilo de los temas queda claramente distintivo pero es también homogéneo, el resultado general requiere atracción. Hablando claro: o te gustan todos los temas o no te llama la atención ninguno.
   
Already yours hace honor al nombre del grupo e inicia el disco con piruetas y curvas entre la percusión y la muralla de guitarras. Una canción de las más rítmicas, y pegadiza en su estribillo, dentro de lo que cabe, donde la voz de Toni se desliza juguetona y canta sobre bendiciones y maldiciones.
 Horror head es uno de los singles del disco, por lo tanto puedo rescatar videoclip:



Las guitarras repetitivas van a su aire, impregnándolo todo; Toni rompe la monotonía deslizándose juguetona, invitándonos a su inseguridad mental, al horror que hay dentro de su cabeza. 

Uno de los riffs más característicos de todo el disco, bajo mi punto de vista, lo encontramos en el tercer tema, Wish you dead, también de los más movidos. Toni casi nunca se sale del vibrato grave, ni falta que le hace para sonar amenazadora: mentiras, puñaladas por la espalda, venenos que perturban el sueño… y deseará que estés muerto. Siempre ha sido una gran letrista, porque sus confesiones más serias o tenebrosas huyen de efectismos y simplezas.

Doppelgänger o la doble identidad, la parte buena junto a la parte maliciosa de cada uno. Toni arranca el tema suavemente, su voz es un elemento atmosférico más. Después entona desde las profundidades de su ser, pero casi con dulzura, que el diablo está en ella, siempre desde un punto de vista bello y poético. De los temas más sensuales que tienen en su catálogo, el sonido va y viene en intensidad, sube y baja, es una noria, un trance, una hipnosis… una droga.


Después de cuatro intensísimos temas nos relajamos algo escuchando Lillies dying, que aligera algo el peso de las guitarras y deja pasar algo de luz a través de esa pared. Toni me dice que no tiene problemas conmigo, así que será mejor creerla.

Ice that melts the tips mantiene la poca heterogeneidad en el sonido rockero, siendo otro tema muy brioso y pegadizo. Aplíquense ventajas de todos los temas anteriores y no hay más que añadir.



En Split into fractions, las guitarras se reparten entre las que tejen acordes como omnipresente fondo y las que nos regalan cuatro o cinco notas melódicas repetitivas pero que son lo más característico de la canción. Toni se atreve a salir de su registro habitual y medio recita medio rapea algunas estrofas.

Think and act regala a nuestros oídos todo lo mejor del disco hasta ahora (ya he dicho que el sonido es muy compacto). En este caso, es interesante detenernos en las letras que nos hablan de decepción y posterior liberación, lo que supone abrir los ojos y darse cuenta de que la otra persona ni piensa ni actúa como y cuando debe.

Faît accompli es otro tema “amable” pero con reservas. De los más cercanos al pop, aunque su letra no podía ser menos frívola: Toni habla de dejarnos seducir por su oscuridad, que nos hará sentir bien… Admiro su capacidad para cambiar sutilmente alguna que otra palabra entre estribillos, añadiendo sílabas, variando cadencias…




Sandpit suena a epílogo. No estoy seguro de si su carencia de batería y el casi protagonismo total de sintetizadores son suficientes para llamarla balada. Llamémosla “dream pop”, otra de esas etiquetas musicales muy ligadas al shoegaze. Así, con mucha evasión y una voz cálida que nos arrulla, concluye uno de los mejores discos debut que he escuchado jamás.


CURVAS Y GUITARRAS

Nada de dobles intenciones. Doppelgänger es un trabajo poco conocido pero imprescindible si te gustan las voces femeninas seductoras, las letras trabajadas y expresivas, el rock que sabe combinar ritmo y oscuridad, y las bases electrónicas nada ruidosas. Podría deshacer todo lo escrito y empezar de nuevo, sé que se me ocurrirían nuevas ventajas, así como nuevas maneras de expresar las ya señaladas. Lo mejor es seguir escuchándolo en un bucle que empezó hace años, y apenas hay soluciones para salir de él: la más efectiva es ponerme otro de los discos de Curve.